Vistas de página en total

lunes, 30 de noviembre de 2020

La habitación del aprendizaje.

Todos los días, en bici de camino al trabajo, uno piensa y piensa. Supongo que tiene algo que ver con que haya más movimiento de sangre por el cuerpo. La cosa es que algo de sangre llega al cerebro, algo milagroso no siendo ni las 7 de la mañana. El tema es que se me ocurrió pensar que el cerebro es como una habitación, como nuestro cuarto. Desde pequeño, nos lo llenan de objetos y cosas que nos deben  gustar. Hay cosas que usamos más, otras que menos y otras que acabamos guardándolas o tirándolas. Las olvidamos y en un futuro la desempolvamos para usarlas o no. Cuando llegamos a la adolescencia solemos cambiar el cuarto...lo transformamos. Ya no nos gustan las mismas cosas y se vuelve más ¨adulto¨. En ese cuarto además habrá mucho conocimiento, ya sea por libros, por apuntes o que en momentos de nuestra soledad lo asentemos. Nuestra madre nos aconsejará cómo ordenarlo, según su experiencia. Tu profesor será el que evalúe si lo que hay es correcto o no, o si lo debes arreglar. Tu amigo o amiga te dará objetos que sirvan o no. Tu profesor particular, se meterá en tu habitación y mirando y analizando todos los objetos te dirá cómo debes colocar el mobiliario y los objetos para que tu profesor, el que te evalúa, te ponga buena nota. Habrá veces que en tu habitación entrará el sol y habrá luz, y otras estará oscuro y no verás ni la mesa que tienes delante. Puede que también quieras meterte en la cama y no saber nada de nadie o por el contrario, asomarte a la ventana y saludar a todo el mundo. Habrá pelusas y polvo que habrá que quitar si no quieres que parezca un cuarto abandonado. Cuando tengas pareja, compartirás ese cuarto con otra persona y tendréis cosas de ambos. Tendrás poquitas cosas, ya que lo que realmente te importa ya lo tienes sin tenerlo presente. El problema viene cuando algunas veces te olvidas de ti mismo por ello. Cuando muere la otra persona, quieres tener lo mínimo. Ya no te hace falta tener nada para vivir el día a día hasta que llegue tu hora. Cuando llega tu hora, ese cuarto o habitación lo desalojan. Ya no queda nada de ti. Lo más probable es  tus seres queridos se deshagan de tus pertenencias,(sabiduría que se pierde para siempre) y otros objetos se queden en sus vidas trasmitiendo esa sabiduría que llenará el cuarto de las generaciones futuras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario