Vistas de página en total

viernes, 22 de enero de 2021

¿Cuánto falta?

 Un día te levantas y sabes que no puedes más. Todo te parece lo mismo. La misma rutina, el mismo trabajo de mierda. En circunstancias normales, no pensaría en tirar la toalla. Siempre he pensado que hay algo mejor. Que aunque no te guste tu trabajo, vas a acabar tu jornada y vas a ver a tus amigos, vas a ir de viaje este fin de semana a algún sitio o vas a salir a cenar. Pero ahora no sé qué me motiva para levantarme todos los días, mas encima muy temprano y para dos horas. Bajo estas circunstancias me quedaría en casa leyendo. No haría otra cosa. Uno ya siente que está desesperado y que no tiene fuerzas para seguir nadando, ya que parece que todo hace que te hundas. Que no sabes a quién acudir ni a quien implorar No entiendo cómo este país permite que personas tan formadas se marchiten sin tener a dónde ir. Personas que con estudios superiores, idiomas, experiencia...estén sin trabajo o cobrando un sueldo miserable. Personas que aún pidiendo trabajo no consigue nada. Personas que saben que son validas para desempeñar labores concretas y no les dan la oportunidad de demostrar su valía...¿En qué momento caímos en esta trampa de la que no podemos salir? ¿Cómo nos deshicimos de la vida rural donde había disponible terrenos y naturaleza para hacinarnos en ciudades donde no hay cómo alimentarse por falta de trabajo y por falta de alimentos? Tenemos que pensar que todos los alimentos vienen de fuera. En el barrio de una ciudad no hay fabricas, ni cabezas de ganado. Quizá alguno tenga una gallina. Pero si ocurriera algo grave nos tendríamos que ir. Quizás es el momento de largarse. ¿Cuántas personas se han podido quedar en paro en estos últimos tiempos? Hostelería, turismo, transporte, alimentación. Todo va en cadena. Y si uno se ve afectado, el otro también. Imaginemos que los padres de 2 hijos trabajaban uno en el sector hotelero y otro en transporte. Uno ha sido despedido por el cierre del hotel. El otro ha reducido jornada por que no hay tanto que repartir porque hay menos demanda. Uno de los hijos ha tenido que dejar la universidad por ello, y el otro sus clases de piano porque le fascina. Tenemos pues 2 posibles genios que se quedaron por el camino. Y así miles de españoles o ciudadanos del mundo. Desanimados por lo que tenemos y nos queda por vivir